Milei nombró como apoderado de su partido a un abogado sobreseído por plantar testigos falsos contra un juez – Conexion Las Heras

Milei nombró como apoderado de su partido a un abogado sobreseído por plantar testigos falsos contra un juez

Se trata de Santiago Viola, que defendió a un hijo de Báez; criticado por la oposición, el letrado se defiende: “Pónganse de acuerdo, o me atacan por kirchnerista o por ser servicio de Macri”

Javier Milei eligió como apoderado de su alianza electoral ante la Justicia al abogado Santiago Viola, un letrado que enfrentó acusaciones por plantar testigos falsos contra el juez Sebastian Casanello (por las que fue sobreseído), que representó a uno de los hijos de Lázaro Báez y que ahora la oposición critica por su pasado.

“El apoderado de la alianza de @JMilei es el abogado Santiago Viola, las sospechas quedan chicas. Joven abogado de la familia del testaferro de los Kirchner y acusado de manipular pruebas con servicios de inteligencia entre otros antecedentes. Un dechado de virtudes y vínculos…”, lo criticó el diputado de la Coalición Cívica Juan Manuel López.

Viola salió a responderle: “Que se pongan de acuerdo por donde quieren atacarme. Si por kirchnerista, porque defendí a Báez o si por ser de los servicios secretos de Macri, porque son dos cosas opuestas”, dijo el abogado a LA NACION.

Viola, de 36 años, es hijo de Claudia Balbín, una abogada conocida en los tribunales por sus relaciones con el mundo judicial. Integró hace más de cinco años un selecto grupo que se reunía con frecuencia en el Hotel Presidente. Lo integraban, entre otros, el entonces juez Rodolfo Canicoba Corral y el exfiscal y exintegrante de la AFI Eduardo Miragaya, ya fallecido. Con el macrismo, Miragaya fue “director de la Dirección de Inteligencia sobre Delincuencia Económica y Financiera”.

Santiago Viola había sido elegido por Canicoba Corral como interventor del Sindicato de Obreros Marítimos Unidos (SOMU) cuando se investigaba a Omar “El Caballo” Suárez. Mientras el estudio de Balbín lo representaba, Lázaro Báez declaró que fue presionado para arrepentirse y declarar en contra de Cristina Kirchner.

Viola actuaba como defensor de Leandro Báez en una causa donde el juez Casanello investigaba al empresario patagónico por lavado de dinero. De hecho, por esa causa Báez fue condenado a 10 años de prisión. En ese expediente, Viola recusó a Casanello ante la versión de que el juez se había reunido con Cristina Kirchner en la quinta de Olivos. Era 2016 y el macrismo desconfiaba de Casanello, de cómo llevaba la investigación y de sus tiempos.

Se realizó una investigación que determinó que todo se trató de una operación con dos falsos testigos, Gabriel Corizzo y Carlos Scozzino, que declararon en 2016 haber visto a Casanello en Olivos. Ambos fueron condenados en un juicio abreviado y admitieron que declararon falsedades.

La investigación avanzó sobre quienes los instigaron a declarar esas mentiras y fueron acusados Viola y Miragaya. El juez Luis Rodríguez, de relación con operadores judiciales cercanos a los servicios de inteligencia, ahora ya jubilado, los sobreseyó a ambos.

La Cámara Federal, con la firma de los jueces Leopoldo Bruglia y Pablo Bertuzzi, revocó ese fallo. El juez Mariano Llorens votó en disidencia. El asunto llegó a la Cámara de Casación que, con la firma de los jueces Mariano Borinsky, Javier Carbajo y Ángela Ledesma, anularon el fallo de la Cámara Federal y determinaron el sobreseimiento de Viola y de Miragaya. El fallo señala justamente que este proceso “no afecta el buen nombre y honor” de Viola.

Viola y Miragaya habrían sido, según la acusación de Casanello, los instigadores para que los testigos prestaran una declaración falsa. Los jueces Bruglia y Bertuzzi consideraron, cuando anularon sus sobreseimientos y les dictaron la falta de mérito, que el juez Luis Rodríguez no había producido la prueba suficiente para sobreseerlos.

Según el expediente, Viola y Miragaya se comunicaron 238 veces a través de llamadas al celular de Miragaya y al teléfono del estudio que Viola comparte con su madre, Claudia Balbín. Esas comunicaciones se dieron en el contexto en el que los testigos falsos declararon contra Casanello.

Corizzo, el testigo falso, admitió que antes de declarar ante la Justicia se había reunido con Viola y con un «fiscal» cuya descripción física se aproxima a la de Miragaya.

Viola exhibe a los que lo critican el fallo de la Cámara de Casación con su sobreseimiento. “Yo no lo hice”, señala. Y recuerda que fue sobreseído en primera instancia, que en la Cámara Federal un juez votó en su favor y que luego tres jueces de Casación lo sobreseyeron.

Viola es abogado penalista y desde hace unos dos años se acercó a la alianza de Javier Milei. Hay más de un personaje en común entre ambos. Uno de ellos es Guillermo Scarcela, un exfuncionario de Daniel Scioli investigado por enriquecimiento ilícito, cercano a Karina Milei, hermana del candidato.

Scarcela era uno de los partícipes de la “Rody Cup”, un torneo de truco muy popular en los tribunales, creado por un empresario, La Rody Cup, que llevaba ese nombre porque el juez Canicoba Corral donó la primera copa. Tenía entre sus jugadores a funcionarios judiciales, abogados y amigos. Scarcella supo ser allegado a Viola hasta hace 5 años, pero ahora no se hablan.

No fue Scarecla quien acercó a Viola al partido de Milei, sino que fue su amigo de la vida Carlos Kikuchi, el otro integrante de la mesa de conducción del partido de Milei y del dúo de mayor influencia sobre el candidato, junto a su hermana.

En los últimos dos años, Viola ahondó en el derecho electoral y trabajó para el armado jurídico de la alianza de Milei que fue oficializada esta semana ante la Justicia. Hay otros abogados que trabajan en la agrupación, pero su nombre sobresale porque salió en los diarios con frecuencia.

Viola hoy considera su relación con el espacio de Milei como un trabajo profesional, pero reconoce que no lo mueven solamente sus honorarios: “Yo voy a ayudar en lo que se necesite, obviamente tengo afinidad ideológica con Miley, 100 por 100 es la única posibilidad de que esto cambie”, señala el letrado.

Por Hernán Cappiello (La Nacion)

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